jueves, 20 de noviembre de 2014

SINDROME HAGLUND


El Síndrome o deformidad de Haglund (también llamado Espolón calcaneo superior) es una Exostosis (ósea un crecimiento de hueso nuevo en la superficie del hueso) que se localiza en la parte superior-lateral del calcáneo exactamente en la parte lateral y posterior de la inserción del tendón de Aquiles en ese hueso. Externamente suele presentarse como un bulto en el hueso acompañado de una callosidad “enrojecida” de la piel que coincide frecuentemente con la zona de apoyo del calzado.

Muy similar a esta patología es la Exostosis retrocalcánea en la que la formación de hueso nuevo ocurre en la misma inserción del Aquiles o justo debajo de ella.

Aunque ambas patologías se producen por causas similares, presentan síntomas parecidos y tratamientos  equiparables realmente cada una ocasiona problemas en diferentes localizaciones, el Haglund afecta más la bursa  retrocalcánea que protege el Aquiles y la Exostosis retrocalcánea provoca una tendinosis localizada en el cuerpo del tendón, pero esto son apreciaciones que a la hora de tratar el problema no varía mucho el enfoque.

El diagnóstico se lleva a cabo generalmente con una simple radiografía aunque esta a veces nos puede dar información incompleta ya que en ocasiones la parte final de crecimiento de la exostosis  puede ser de naturaleza cartilaginosa, así que una exhaustiva palpación nos ayudará a precisar el alcance de la misma.

El tratamiento busca aliviar la inflamación que ese crecimiento óseo provoca, bien de la bursitis o de la tendinitis aquilea, mediante el uso de todo el arsenal terapéutico conocido:          hielo, antinflamatorios, electroterapia (ultrasonidos, láser,...),... Las infiltraciones de corticoide que podrían reducir la fase aguda están contraindicadas  debido al posible debilitamiento del tendón de Aquiles y el aumento de posibilidades de rotura del mismo.

Utilizar calzado que no irrite la zona, corregir el apoyo plantar (mediante ortesis o plantillas) y reducir la tensión del Aquiles también aportan mejorías notables.

Los estiramientos de musculatura y fascias  posibilitan que se reduzca el dolor y que se mejore el apoyo y la marcha .Una programa metódico de estiramiento parece ser una posibilidad terapéutica a tener en cuenta.

El problema principal es que tenemos una formación ósea que asociada a nuestra actividad deportiva volverá a irritar tendones y bursas en cuanto apretemos un poco; si realmente no hemos conseguido reducir de una forma duradera la tensión de los tejidos blandos el problema reaparecerá.

El tratamiento mediante Ondas de Choque puede ayudar a reducir la exostosis y mitigar la inflamación de tejidos blandos.

Como última opción queda la quirúrgica que va a buscar rebajar ese exceso de hueso mediante un “limado” del mismo. Sólo como última opción.          

He dejado para el final las causas para remarcar la importancia del tratamiento preventivo, no hay nada mejor que evitar los factores que provocan  o parecen provocar esta patología.

Obviando las causas congénitas que parecen estar relacionadas con un porcentaje de los espolones el resto de las causas son evitables.

Directamente relacionado con el Haglund está el uso de zapatos de tacón de forma habitual o el uso de otros calzados inadecuados (talla pequeña, excesiva rigidez en parte posterior). También alteraciones de la pisada no corregidas como pies cavos o supinadores.

 Las excesivas tracciones, sobrecargas y demandas sobre inserciones tendinosas pueden provocar estas calcificaciones, por ejemplo: entrenamientos intensos, sobrepeso,  acortamientos musculares o tendinosos.

Correr en cuestas y en superficies duras también han sido relacionadas  con esta patología........eso no lo podemos evitar fácilmente si practicamos la carrera por montaña, por eso sólo nos resta descargar al músculo de la carga aplicada y la mejor manera es estirar después de la actividad.

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